lunes, 6 de julio de 2009

ELORADOR

EL ORADOR

Aquel ser era circunspecto, de aspecto grave y tornasolado. Portaba un maletín negro con cierres dorados. Cuando abrí la puerta de la cancela e iba a preguntarle que deseaba, él se me presentó adelantando la mano para que yo la estrechara.
-Buenas tardes, -era por la tarde -como usted sabrá ya, dado que no nos conocemos de antes, vengo por el anuncio. Usted necesita, siempre según el anuncio, una palabra que sea detonante para suscitar una controvertida polémica en cualquier foro que se precie de una cierta altura intelectual.
Sonreí aceptando todo cuanto acababa de decir como real, aunque no me hubiera enterado muy bien de lo que quiso decir. Lo invité a entrar y ya sentado en la piedra frente a mi piedra, abrió el maletín y estuvo una hora removiendo papeles dentro. Al cabo de ese tiempo preparatorio, sacó unos folios, un termo y un vaso. Al cabo de ese tiempo, dispuso el maletín a modo de mesa ante él y sobre él colocó los folios y el vaso. Abrió el termo y vertió parte del contenido en el vaso, cerrándolo después y colocándolo a su derecha en el suelo. Debía ser agua, pues la ausencia de color así lo enotaba.
Tras unas breves toses comenzó a hablar.
-Cuanto más avanzo en la formación de cada una de las materias del pensamiento humano que me obsesionan, acierto, intuyo, con el dardo de mi premisa en los asertos ancestrales que diversifican al hombre en diversas culturas, en diversas manifestaciones que lo acerca a la sintomática habitabilidad de lo que podría ser un hormiguero.
-Pero...
-¿Toma el hombre de partida las ventajas de ese plural cerebro?.
¿Acaso el hombre no hace caso omiso a la reducción de su intelecto para dejarse llevar por la intuición?.
-La clara diferenciación entre las especies deviene de la interpretación genética de cada una de ellas y su adaptación al medio. Así su actuación es dirigida desde dentro por los mecanismos adquiridos desde los tiempos de nuestro común padre: la ameba.
-Pero eso sí.
-El hombre es dotado en su transcurso y aprendizaje por la inteligencia. ¿Inteligencia?.
Este ser comenzó a interesarme seriamente aunque no entendiera nada de lo que decía. Algo si que entendía, y de lo que entendía me hubiera gustado poder hablar con él, pero no conozco muy bien ciertos aspectos de esta semántica. Lo del hormiguero lo entendí bastante bien. Se refería a esos animales pequeñitos que van todos en fila a no sé dónde.
-¿Acaso no se le es concedida a las demás especies la virtud cogitativa?. ¿Qué es en la forma y en el fondo la virtud cogitativa sino otra forma de denominar a la inteligencia?.
-Si, así es. Pero una inteligencia dirigida, una inteligencia consensuada con la necesidad. Una inteligencia que reproduce su intervención en la propia intervención de su Dios.
-¿No es Dios nuestra despensa de satisfacciones a las necesidades impuestas por la tribu donde nacemos?. ¿No es nuestra necesidad el Arma contra el Alma que Dios usa? ¿Acaso no es extrapolable esta necesidad a la necesidad del león cuando ataca al cervatillo para saciar el hambre? ¿Es acaso culpable el león de la desgracia del cervatillo?.
Aquí calló un instante mirándome fijamente. Yo iba a pronunciarme por primera vez ante un ser que tuviera delante, más que nada para defender la postura de que no soy la despensa de nada y no suelo usar armas, pero sin darse cuenta de este hecho, a Mí gracias, prosiguió:
-Tomemos a un hombre cualquiera, individual, sintomático, marginal en cuanto que no sigue las pautas del comportamiento, y sometámoslo a la inducción a la Necesidad con mayúscula mediante sutiles artimañas...
-¿Cuánto más culpable es de sus acciones que el león? ¿Cuánto más sutiles son las artimañas inducidas en este hombre que las usadas genéticamente por la idea de Dios, en los animales y en el propio hombre? ¿Y la necesidad del inductor, al que se le ha desprovisto de la capacidad de discernimiento?
No estaba acostumbrado a tantas preguntas seguidas, pero ya había aprendido que quedándote callado él seguía hablando, así que callé.
-Y esto nos introduce directamente en el centro neurálgico de la cuestión que se suscita en todo el mundo, en cada uno de nosotros, y que obviamos, escondemos, maltratamos y al fin intentamos olvidar en aras de una más cómoda vida.
-A veces solo una palabra basta para generar el conflicto, para rasgar vestiduras, para aposentarnos en la inestabilidad que nos confiere el hecho de que cada uno de nosotros está en ello con nuestro ego, pero que la prohibición desmiente su estado. A veces una palabra puede suscitar una polémica en cualquier foro de debate. Pero la palabra que yo pretendo introducir, de seguro, suscitará una polémica a nivel más alto.
-No depende lo que pretendo de los conocimientos que he adquirido en el transcurso de mi pobre y corta vida, y sí de la sensación de haberla compartido conmigo luengos años porque mi “tribu” la ha considerado tabú.
-El fonema tiene una definición que se acerca en cada uno de los diccionarios de cada una de las Academias de la Lengua. Pero... lo que sí es cierto es que cada uno tiene su propia definición, o al menos, cada uno busca su propia definición más acorde con uno mismo que la que sesudos pensadores pretenden inculcarnos, como esas intervenciones sutiles en las mentes de los demás a las que hemos hecho alusión antes. Curiosamente la palabra carece de sexo, y entenderá lo que quiero decir cuando la pronuncie.
-Su carga es la carga de milenios y quizás por ello haya sido desprovista de sexo. He aquí la palabra: AMANTE.
En este punto calló a la espera, seguro, de que yo preguntara algo, o dijera algo, o me pronunciara sobre lo que había dicho, o sobre la palabra en cuestión que me regalaba. No dije nada, entre otras cosas porque no había entendido nada. Estuvo un par de horas incitándome con la mirada a que hablara, pero como no lo hice, él siguió hablando. Esto me hizo pensar que tenía alguna respuesta preparada para una pregunta en concreto. Ya me hubiera gustado conocer la pregunta que esperaba. Posiblemente la hubiese hecho.
¿Piensa que mi exposición es muy ambigua? ¿Qué amante significa que ama y eso está admitido por toda la humanidad? ¿Qué el vocablo nos lleva a ese otro “querido/a”? ¿Qué el fonema rompe el equilibrio de las columnas en que se basa la familia? ¿Qué los verdaderos cristianos se deberían levantar contra mi disertación?
Esto lo dijo con un cierto deje de enfado en la voz, lo que me indujo a pensar que alguna de estas preguntas era lo que esperaba de mí. O todas. Se calló mirándome con su reproche y algo de sudor en la cara:
-En mi intervención la semántica es absolutamente adjetiva y espero que no interfiera en la manifestación que pretende mi exposición. Cada uno, pienso, tiene unas reglas y unas normas, aunque la pauta conductiva del género humano lleve en los genes una impronta que los acerca sin unirlos. La pobreza léxica lleva a los ignotos lugares más alejados su propia sensibilidad, y lo que en un lugar es un dolar, en otro lugar es peso.
-Preguntémosle a un aborigen de alguna selva perdida por el significado de la amantía. ¿Qué respuesta recibiríamos?. Los amantes se eligen entre ellos. No se puede ser amante a la fuerza. No existiría el vinculo que los une. Sin embargo, curiosamente, si se puede ser fiel esposo o esposa de alguien a quien no se ama, por necesidad, por soledad, por dejadez, por convencionalismo... El hecho simple de llegar a ser amante acerca a uno un poco más a la libertad. A su propia libertad. Elijo el camino, elijo la persona y la adopto como amante. Lo acerca al concepto de libertad más puro ya que la libertad más pura está en el pensamiento. Nadie podrá decirte y exigirte y obligarte jamás a que pienses algo que no quieres. Podrán hacer que “hagas” algo que no quieres, por imposición, por fuerza, y en el campo del amor, por coacción o llamada a la pena y a la lástima. Pero el amante no se siente llamado al engaño. ¿Podríamos decir que está bien visto socialmente que se engañe a la pareja?. Por otra parte solo una pregunta: ¿qué significado tiene el aserto “admitido por toda la humanidad?, ¿Quién o qué es la humanidad?, ¿La humanidad de las zonas boscosas del Orinoco?, ¿La humanidad asentada en los ricos pastos argentinos?, ¿La humanidad aseada de Wall street?, ¿Es la humanidad un genero?
Se me quedó mirando un par de días esperando algo. Yo no sabía si pretendía otra pregunta, o que contestara a sus preguntas, o ya había terminado y esperaba un aplauso o algo por el estilo. Hábilmente callé y sostuve su mirada sin deflectar durante esos dos días, transcurridos los cuales tiró el líquido que le quedaba en el vaso al suelo, recogió sus folios y su termo, lo metió todo dentro del maletín y lanzándome una última mirada de furor contenido se fue sin despedirse. Me sentí un poco mal por no haber estado a la altura de las preguntas. Estudiaré todo esto por si lo veo otra vez hacerle alguna pregunta ingeniosa mientras le aplaudo.
NOTA: Creo que lo que tenía que preguntarle es eso de la humanidad.